La ingesta de alimento sólido es vital para la transición del ternero pre rumiante a rumiante. Sin embargo, existe mucha controversia respecto a la composición de la ración de arranque que deberían tomar dichos terneros, especialmente con respecto al contenido de forraje de la misma.
El consumo de forraje promueve el desarrollo muscular del rumen y estimula la rumia, lo que aumenta la producción de saliva. Sin embargo, la digestión del forraje por parte de microorganismos no proporciona concentraciones suficientes de ácidos grasos volátiles (AGV), especialmente butirato, para el óptimo desarrollo de las papilas rumiantes. Por otro lado, la fermentación de concentrados en el rumen proporciona la cantidad necesaria de butirato para estimular el desarrollo de las papilas rumiantes, pero en exceso puede llegar a provocar la queratinización de las mismas.
Se han realizado numerosos ensayos con el objeto de investigar el uso de forraje en las raciones de arranque sin obtener resultados concluyentes. Algunas investigaciones concluyen que la adición de forraje incrementa la ingesta de la ración de arranque. Sin embargo, otras han evidenciado efectos negativos de los forrajes sobre el consumo.
El tamaño de las partículas influencia el ambiente rumiar, la producción de AGV y la estructura y funcionalidad de las papilas rumiantes. Las raciones que contienen forrajes con pequeño tamaño de partículas descienden el pH rumiar (menor rumia y salivación) y las poblaciones de bacterias celulíticas. Además, dan lugar a papilas rumiantes con mayor queratinización, lo que provoca un descenso en la absorción de AGV. De esta manera, las papilas comienzan a ramificarse con el fin de compensar la pérdida de tejido metabólicamente activo.
Determinar el contenido ideal de forraje, de haberlo, a incluir en las raciones de arranque para un óptimo desarrollo del rumen, beneficiará al productor al acortar el tiempo de lactancia y permitir el destete temprano de terneros con un sistema digestivo más maduro. Con ello se podría prevenir el descenso de la ingesta y de la tasa de crecimiento que tiene lugar inmediatamente después del destete.
El objeto del presente estudio fue determinar el efecto de la dieta y de la inclusión de diversos contenidos en forraje, con un tamaño de partículas determinado, sobre el desarrollo del rumen, la ingesta, crecimiento, eficiencia de la alimentación y edad del destete en terneros con alimentación restringida o a libre disposición.
En conclusión, la adición a la dieta de heno con un tamaño de partículas controlado parece alterar favorablemente el ambiente del rumen, dando como resultado una mayor ingesta y mejorando la eficiencia de la alimentación. Por tanto, la administración de forraje de partículas de tamaño controlado puede utilizarse con éxito en las raciones de arranque de los terneros lactantes.
Fuente: ANEMBE.